El Festival Internacional de Cine de Gijón pasa por ser la apuesta más equilibrada del panorama de festivales español situado entre vanguardia y organización, entre renovación y juventud, que no son exactamente la misma cosa, en los tiempos en que los jóvenes tienen que luchar, no ya para cambiar el mundo de sus padres, sino para mantenerlo vigente allí donde retrocede al de sus antepasados.
Gijón juega todas las bazas de esa vitalidad. Homenajea a los cineastas de la Escuela de Berlín (Ángela Schanelec, Christian Petzold, Thomas Arslan y otros) y a la vez proyecta la primera película de Jonás Trueba (Madrid 1981). Exhibe la segunda edición de su sección “Rellumes” (“Fulgores”, “Brillos” en asturianu), dedicada al panorama cinematográfico internacional de riesgo, en declarada similitud con la reconocida Quincena de Realizadores del Festival de Cannes, y programa el ciclo “¿Europa?, ¿Qué Europa?” donde se muestran obras premiadas por las academias de cine de los respectivos países con temáticas que abordan desde un punto de vista juvenil temas como el nacionalismo o la inmigración. Muestra, no una juventud, la que el arquetipo de sí misma desea, sino múltiples y diversas, las que luchan contra el mundo (las que lo renuevan) o las que se adaptan a el.
Quizás este planteamiento ético y estético se pueda dirimir entre films como “Todos vós sodes capitáns” de Oliver Laxe (París 1982), premio FIPRESCI en Cannes, o “La mitad de Oscar” de Manuel Martín Cuenca (El Ejido, 1964), sección oficial en Toronto. Entre renovaciones versus reactualizaciones del fondo y la forma. Lo que está claro es que vivimos en un mundo interconectado de tal modo que las propuestas arriesgadas se aplican por vecindad, por cercanía, y es necesario que el público conviva con unas y con otras para entrar precisamente en contacto con las narrativas del presente y del futuro.
Dar cabida a todos estos vectores es lo que logra eso a lo que los coleccionistas tienen tanto miedo, que un festival compita consigo mismo. Al hacerlo los públicos se superponen, se entremezclan, se concentran y se expanden. Todos han sido jóvenes, todos, por tanto, han podido elegir entre conformar el pasado o reescribirlo.
- Publicado en Cine Arte 16 (Noviembre 2010)